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Siguiendo con nuestra serie dedicada a la tecnología, nos dedicamos ahora a su componente negativo.

En primer lugar las tecnologías aplicadas a la educación han generado una industria emergente que presiona a la sociedad en bus del beneficio.

Algunos advierten de los riesgos de que las empresas dedicadas a la tecnología y las editoriales pueden dictar la pedagogía del futuro.

En este nuevo modelo la tecnología educativa es un gran negocio que mueve más de 66.400 millones de euros al año (datos 2012). Y ya se sabe que donde hay beneficios hay intereses que no siempre tienen por qué ser coincidentes con los de la sociedad.

La educación es un negocio floreciente en el que se multiplican aplicaciones y soportes de manera constante. Hay además contenidos o, plataformas, portales etc.

Se prevé que este sector disfrute de un crecimiento de un 23 % hasta 2017.

Administraciones, asociaciones, empresas, grupos de interés ciudadano, organismos, todos lanzan propuestas y programas para la educación on line.

La misma Comisión Europea anunció en septiembre de 2013 el nacimiento de su iniciativa Opnening Up Education bajo el eslogan: Enseñanza y aprendizaje innovadores para todos a través de las nuevas tecnologías y los recursos educativos en abierto. Este programa estará financiado por los presupuestos europeos para educación y fondos estructurales para equipos, contenidos y formación de profesores.

Como destaca la propia comunicación de la UE, en la Unión Europea, la educación está fallando en mantener el ritmo de la sociedad y la economía digital, por lo que el proyecto pretende ayudar a reducir esa brecha.

http://ec.europa.eu/education/news/doc/openingcom_en.pdf

Y así es. El modelo educativo ya no resiste el embate. Tampoco se está adaptando a suficiente rapidez a las actuales posibilidades.