- El proyecto VALCO2-T valida tecnologías de separación, electroquímicas y digitales para contribuir a reducir la huella de carbono en procesos industriales
La Universidad de Cantabria (UC) coordina el proyecto denominado VALCO2-T, una iniciativa que utiliza tecnologías capaces de convertir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) en compuestos de valor añadido. Financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el proyecto comenzó en diciembre de 2022 y finaliza en noviembre de 2025, con un presupuesto global cercano a 800.000 euros.
El consorcio está integrado por la Universidad de Cantabria, la empresa Textil Santanderina S.A. y APRIA Systems S.L., con el objetivo de validar una ruta electrocatalítica alimentada por energía fotovoltaica para contribuir a la descarbonización de los procesos industriales del sector textil. Esta tecnología permite la electrorreducción del CO₂ para generar productos derivados útiles, contribuyendo a una producción más sostenible y alineada con los principios de la economía circular.
Desarrollo científico y liderazgo tecnológico
Con una financiación de aproximadamente 300.000 euros, la UC desarrolla la iniciativa a través del grupo de investigación Desarrollo de Procesos Químicos y Control de Contaminantes (DePRO), del Departamento de Ingenierías Química y Biomolecular. El equipo cuenta con más de una década de experiencia en procesos de captura y conversión foto y electroquímica del CO₂.
“El objetivo del proyecto ha sido desarrollar una planta piloto de reciclado de dióxido de carbono capaz de aprovechar las emisiones industriales de Textil Santanderina y transformarlas en ácido fórmico, un producto químico de alto valor añadido», explica Guillermo Díaz, investigador del grupo DePRO.
Según detalla, “la investigación ha permitido escalar tecnologías previamente validadas en laboratorio y comprobar su viabilidad en un entorno industrial real, con resultados que demuestran su potencial aplicación a corto plazo».
El proceso combina tecnologías de membranas para la captura de CO₂ y valorización por vía electroquímica para su conversión. “Estas líneas de investigación están consolidadas en el grupo y su integración en una planta industrial representa un paso decisivo hacia la descarbonización de sectores intensivos en emisiones», añade Díaz.
Digitalización y energías renovables: un gemelo digital para optimizar procesos
Además de la validación experimental, VALCO2-T aborda la integración de energías renovables y herramientas digitales avanzadas en procesos industriales. El proyecto incluye el desarrollo de un gemelo digital basado en inteligencia artificial, que permite simular y optimizar el comportamiento de la planta en tiempo real.
“Gracias a la sensórica distribuida y a la conectividad avanzada, como las redes 5G y 6G, es posible recoger y analizar datos en tiempo real», explica Ramón Agüero, investigador del grupo Ingeniería Telemática (GIT) de la UC, integrante también del proyecto VALCO2-T.
“Esto nos permite probar configuraciones óptimas de funcionamiento en un entorno digital sin riesgo para la planta física, aplicando posteriormente las mejoras comprobadas», añade.
Planta piloto en Cantabria
La fase demostrativa del proyecto se desarrolla en la planta de Textil Santanderina, en Cabezón de la Sal (Cantabria). Allí se ha probado un sistema piloto que captura el CO₂ para su posterior transformación en ácido fórmico y formiato mediante tecnologías electroquímicas operando en un modo continuo .
Estos productos pueden reutilizarse como materias primas en la propia planta de Textil Santanderina, cerrando el ciclo de producción y avanzando hacia un modelo de economía circular.
Hacia una industria más sostenible y replicable
VALCO2-T establece las bases de un modelo replicable en otros sectores industriales, como el químico, cementero o siderúrgico, con potencial para contribuir a los objetivos europeos de neutralidad climática y transición energética.
“La reducción y valorización del CO₂ no solo permite mitigar emisiones, sino también obtener distintos productos de alto valor añadido, como metanol, etanol, etileno, metano o hidrógeno, en función de los catalizadores y condiciones empleadas», señala Guillermo Díaz.
Foto: Instalación en el laboratorio del grupo de investigación DePRO.

