El 10º Congreso Mundial de Ingeniería Química ha sido clausurado hoy con un programa repleto de conferencias que han puesto el broche de oro a estas jornadas en Barcelona, con la intervención de directivos de alto nivel de las principales compañías mundiales que han completado la visión panorámica sobre el sector, abordando los desafíos globales y explicando las soluciones que proponen a partir de aplicaciones concretas.

Peter Schuhmacher, Presidente de Procesos de Investigación e Ingeniería Química de BASF, ha comenzado la jornada con su conferencia “Investigación de procesos en la Industria Química”, en la que planteado la creciente necesidad de alimentos, agua limpia y energía, frente a recursos limitados y una población mundial que crece de forma imparable. “Conciliar todos estos elementos es el mayor desafío de nuestro tiempo”, ha asegurado. Según el directivo de BASF, las innovaciones basadas en la química juegan un papel protagonista.

La industria química –ha recordado Schuhmacher– impulsó la innovación con ejemplos tan conocidos como los colorantes sintéticos, el amoniaco como base para los fertilizantes, polímeros que son la materia prima de espumas aislantes y embalajes, vitaminas sintéticas, fungicidas y biotecnología vegetal. Con el paso del tiempo, no obstante, la atención de la industria se ha ido concentrando en materiales más avanzados, soluciones sistémicas y procesos sostenibles. Peter Schuhmacher también ha destacado el papel de la digitalización como un importante facilitador para lograr estas innovaciones.

En este sentido James Fitterling, Director de Operaciones de la División de Ciencia de los Materiales de DowDuPont, el nuevo gigante químico, ha asegurado que ”La cuarta revolución industrial no está por llegar. Ya ha llegado”. También afirma que la tecnología carece de significado sin la implicación de las personas, haciendo un llamamiento a implicar a los trabajadores. El principal objetivo de la industria es ofrecer soluciones que ayuden a las personas.

Finalmente, el Congreso ha concluido con la DECLARACIÓN DE BARCELONA, que en paralelo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el lema del Congreso: Soluciones para los Desafíos Globales, aspira a que la sociedad tome conciencia de la contribución y la importancia de la Ingeniería Química para el planeta y hace una llamada a la acción.

La Declaración apoyada por los delegados y organizadores del congreso demanda:

  • Que gobiernos y organizaciones de todo el mundo promuevan la investigación pública y privada en I+D+I y que permitan la investigación libre en el marco de unos límites éticos y de seguridad.
  • Que quienes toman las decisiones, legisladores y autoridades, tengan en cuenta criterios científicos cuando decidan sobre cómo resolver los grandes retos que afronta la humanidad. Parte de esta tarea consiste en el apoyo a los científicos, la asignación de fondos en régimen de concurrencia competitiva y el uso de la revisión por pares como procedimiento básico.
  • Que la Ingeniería Química, como disciplina próxima a otras tecnologías que colabora en la solución de múltiples problemas, debería ser considerada esencial y contar con el apoyo de los programas públicos de I+D+I.
  • Que la educación es el futuro, debería ser valorada y no depender de vaivenes políticos. Debería estar garantizada para todos. En una sociedad educada, con una calidad de vida aceptable, con información fiable y, en resumen, con individuos que no sean fácilmente manipulables, la humanidad encontrará –como ya lo ha hecho en el pasado– caminos y soluciones que nuestras actitudes actuales cortas de miras no nos permiten imaginar, pero que son la mejor forma de afrontar los retos sociales futuros.