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27/06/2014 – En otro artículo de Escuela hemos encontrado una excelente evaluación del Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria (BOE de 1 de marzo). realizada por el Inspector y evaluador experto EFQM, Juan José Reina.

Reina alega que éste limita la visión de la etapa Debido, por un lado, a la división de la anterior área denominada Conocimiento del Medio en Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales, junto con la división de las materias, sin razones pedagógica.

Definen qué tipo de conocimientos se consideran valiosos y necesarios, qué enseñar, lo que, unido al diseño de las prueba estandarizadas en 3º y 6º, puede inducir a determinar cómo se enseña y aprende ese conocimiento y determinar la secuenciación de contenidos. Se cierra el currículo aumentando lo prescriptivo y, reduciendo al mínimo la autonomía de los centros y del profesorado para innovar y enriquecer la práctica educativa.

No se posibilita que los centros y sus equipos docentes, lo adecúen y contextualicen a los cambios que se produzcan en su entorno sociocultural y económico a las necesidades del alumnado, a su ritmo de aprendizaje y a sus peculiaridades, auténtica autonomía curricular de los centros educativos.

Para Reina su redacción se asemeja más a conductas (conductismo) que a tareas asociadas a las formas de pensamiento.

Se afianza el modelo de evaluación sumativa, con finalidad eminentemente valorativa, a través de la implementación de pruebas estandarizadas, externas y externalizadas en 3º y 6º.

Confunde evaluación continua con continua evaluación, examinar con evaluar. Los procedimientos de evaluación quedan prácticamente reducidos a exámenes externos y externalizados, el indicador que prevalece es la preparación y adiestramiento del alumnado para su superación.

La evaluación de las competencias que requiere la complejidad de la era digital es incompatible con las reválidas y pruebas estandarizadas iguales para todos. Las cualidades más importantes del aprendizaje en la era digital –autodirección, iniciativa, creatividad, pensamiento crítico, solución de problemas y autoevaluación– requieren, por el contrario, herramientas y procesos más complejos, plurales y flexibles, como la observación sistemática de los equipos docentes sobre el quehacer del alumnado, la interacción continua profesor-alumno, la interrogación directa en el aula y el análisis de las producciones de los alumnos, tanto en proceso como en producto final.

Puesto que el decreto no tiene en cuenta la adecuada evaluación de competencias, éste pone en serio riesgo la consecución de las competencias básicas y la consecución de los objetivos de la Agenda Europea 2020 por el alumnado.

Dice Reina que a su juicio, las líneas generales del currículo recogidas en la Lomce y el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, no responden a ni solucionan los problemas reales y más urgentes de la educación en nuestro país.

Una dura y razonada crítica al nuevo modelo impuesto.